Las calderas, calderines y condensadores son muy sensibles a la corrosión y a la suciedad.
La medición y el control continuos de los parámetros críticos del agua permiten ahorrar energía y productos químicos de tratamiento al eliminar la despresurización excesiva que se pierde. También ayudan a minimizar la corrosión y garantizan el mayor nivel de pureza del agua.