Durante el proceso de fabricación de los refrescos, es necesario supervisar a menudo el nivel de pH: desde el agua que se usa para fabricar estas bebidas hasta el resultado final. Si se usan sensores de vidrio tradicionales, es muy posible que sufran daños, especialmente si se deben realizar varias comprobaciones al azar. La falta de regularidad en las lecturas y la prolongación de los tiempos de respuesta son algunas de las limitaciones adicionales a las que se debe hacer frente cuando se mide el pH de los refrescos con sensores convencionales que no son aptos para este tipo de análisis. Por lo tanto, elegir un sensor adecuado es necesario para obtener mediciones exactas.
InLab® Versatile Pro de METTLER TOLEDO es un sensor de pH económico con unión de cerámica reemplazable, pensado para esta aplicación. Se trata de un modelo especialmente indicado para realizar mediciones periódicas del pH durante la producción de bebidas carbonatadas, que ofrece unos resultados de pH precisos con el mínimo esfuerzo por parte del usuario. Tiene el cuerpo de polisulfona para aportarle robustez y, por tanto, se puede usar tanto en el laboratorio como en línea en entornos de producción difíciles.
Para conocer más detalles sobre este sensor, lea nuestra nota de aplicación sobre la medición del pH de los refrescos.
En la siguiente sección, se indica por qué es importante medir el pH de los refrescos y se ofrece información relevante sobre la fabricación de este tipo de productos.
¿Qué son los refrescos?
Los refrescos son bebidas que contienen agua, azúcar y saborizantes, y que constituyen una de las categorías principales en el sector de las bebidas no alcohólicas. Aunque en un principio se fabricaban a partir de agua con gas rica en minerales, actualmente se suelen carbonatar añadiéndoles gas de dióxido de carbono (CO2) para que sean gaseosas. Como su proceso de fabricación se parece mucho al de otras bebidas no alcohólicas populares como las bebidas energéticas o el té helado, la asociación comercial de productores de bebidas de los EE. UU. (antiguamente conocida como la National Soft Drink Association) ha cambiado su nombre a American Beverage Association para abarcar toda esta gama de productos.
¿Por qué es importante medir el pH de los refrescos?
El pH de los refrescos está directamente relacionado con su sabor y su aroma. Los fabricantes de refrescos tienen que seguir unas normas estrictas, establecidas por distintos organismos reguladores, para asegurar la homogeneidad y calidad de sus productos. Cumplir con estos requisitos no solo es fundamental en materia de sanidad, sino que simplifica el proceso de producción y ayuda a los fabricantes a mantener una uniformidad en el color y el sabor de su producto final. Para conseguir esto, se debe supervisar con frecuencia los niveles de pH de los refrescos en las distintas fases del proceso de fabricación. La concentración de CO2, el gas que hace que estas bebidas tengan burbujas, también es uno de los principales factores que afectan al pH. Así como el dulzor y la acidez determinan el sabor en general de estas bebidas, unos niveles de pH uniformes son fundamentales para mantener la fidelidad hacia la marca.
¿Cómo se añade el gas a estas bebidas y cuál es su pH?
El proceso de carbonatación consiste en hacer que el CO2 presurizado pase por agua para producir ácido carbónico y una disolución de gas CO2. La mayoría de las bebidas carbonatadas, compuestas en un 94 % de agua, tienen un pH de 2,5 a 3,5 y son, por lo tanto, muy ácidas. No obstante, la presión parcial que se ejerce sobre el CO2 está fuertemente relacionado con los niveles de pH. Un refresco normal se carbonata a 2,5 unidades atmosféricas (atm), lo que da lugar a una alta concentración de CO2 disuelto y a una acidez media de 3,7 unidades de pH. En condiciones atmosféricas normales, la concentración de CO2 es baja y el pH de los refrescos se acerca más a un punto medio (alrededor de 5,7). La cantidad de presión que ejerce el dióxido de carbono también depende del tipo de refresco.