La organocatálisis es el uso de moléculas orgánicas específicas que pueden acelerar reacciones químicas mediante la activación catalítica. A diferencia de las otras dos clases principales de catalizadores, los organometálicos y las enzimas, la organocatálisis no requiere el uso de metales ni de grandes moléculas complejas para conseguir la activación catalítica. Debido a su eficacia y selectividad, los organocatalizadores revisten interés en los esfuerzos hacia una química sostenible. De hecho, la organocatálisis respalda varios de los principios fundamentales de la química sostenible, pues ofrecen síntesis menos peligrosas, además de más eficiencia energética y economía atómica.
Los organocatalizadores son útiles en la síntesis asimétrica para lograr la forma enantiomérica o diastereomérica deseada de los compuestos, lo que es especialmente importante en las síntesis farmacéuticas. Las reacciones en las que se usan organocatalizadores se suelen realizar a través de cuatro mecanismos diferentes basados en si el catalizador actúa como un ácido de Lewis, una base de Lewis, un ácido de Brønsted o una base de Brønsted. Por lo tanto, el alcance de la organocatálisis es bastante amplio, ya que influye en muchas clases de reacciones distintas.