En algunos casos, pueden aparecer nuevas formas polimórficas durante el desarrollo y resulta esencial acelerar la identificación. En otros casos, se conoce la presencia de más de un polimorfo y se requiere una transición durante el proceso para producir el polimorfo deseado. En ambos casos, es útil aplicar la metodología PAT para asegurar que la transición del polimorfo menos estable a otro más estable se produzca de modo uniforme en todas las escalas y condiciones de funcionamiento.
En este ejemplo, se estudia una transformación polimórfica. Tanto el RBI como las imágenes obtenidas por microscopía en tiempo real ofrecen información detallada e inequívoca sobre el proceso. Cuando se añade el iniciador, la nucleación se produce al instante, como indica el rápido incremento de la señal de RBI correspondiente a la formación de cristales. Mientras la temperatura permanece constante a 50 °C, el RBI alcanza un estado estable, pero pronto vuelve a aumentar rápidamente, lo que señala que ha tenido lugar un segundo evento de nucleación. La comprobación de las imágenes obtenidas por microscopía en tiempo real confirma la presencia de una segunda morfología cristalina que se ha nucleado, la cual puede verificarse como una forma polimórfica diferente mediante un análisis de XRD fuera de línea.
Con el tiempo, se produce la transición de la forma menos estable a la más estable, hasta que la tendencia del RBI vuelve a alcanzar un estado estable y las imágenes obtenidas por microscopía en tiempo real muestran que solo se mantienen los cristales en forma de aguja.
Este caso práctico demuestra la facilidad con la que los científicos pueden conseguir información sumamente útil del proceso por medio de la metodología PAT, que resulta sencilla de implementar y requiere muy pocos conocimientos sobre los análisis de datos.