La sal de mesa (NaCl), usada desde hace miles de años como aromatizante y para la conservacion de alimentos, se consume mucho en gran parte del mundo. Aunque los iones de sodio y cloruro desempeñan un papel esencial en los procesos fisiológicos, la ingesta individual de sodio concretamente suele superar las necesidades dietéticas.
La elevada cantidad de sodio en la dieta es un factor de riesgo para la hipertensión. Para reducir la aparición de enfermedades cardiovasculares, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un objetivo de reducir el consumo per capita de sal de mesa en un 30 % antes de 2025 con un objetivo final de limitar la ingesta de sal a menos de 2000 mg al día.
Un aspecto importante de la iniciativa es la aplicación generalizada de etiquetas nutricionales claras y fáciles de interpretar en los alimentos procesados. Para cumplir con estos requisitos de etiquetado, y debido a los distintos orígenes de sodio presentes en alimentos horneados, procesados y preparados, elegir un método para la determinación exacta del contenido de socio se ha convertido en un aspecto muy importante para los productores de alimentación y bebidas.